Unas noches en el espacio

En el último año ha surgido el fenómeno del turismo espacial; multimillonarios de cualquier parte del mundo pugnan por un asiento en un transbordador para estar unas horas en el espacio y volver. A mí en realidad eso me parece más bien autostop galáctico que turismo espacial, pero bueno.

El caso es que, conscientes de que la cosa no podía seguir así, quedándote a dormir en casa de tus invitados, unos arquitectos españoles han diseñado el primer hotel espacial, para que puedas reservar sin problemas una suite en las estrellas.

Desarrollado para 'montarse' como un racimo de uvas en torno a espacios comunes (recepción del hotel o restaurante, por ejemplo), las 22 habitaciones tendrían unas dimensiones "siete metros de largo por cuatro de alto, sin ángulos ni líneas rectas", y estarían vacias para poder flotar libremente. El visitante podría aferrarse con velcro a unas protuberancias para comer, dormir o mirar a través del enorme ventanal del fondo.

El proyecto parece genial, pero tiene un fallo: las capsulas se transportarían al espacio con los desfasados transbordadores espaciales de la NASA. Llevar objetos de semejantes dimensiones al espacio no es fácil, pero utilizar cohetes para vencer la gravedad terrestre creo que hace tiempo que es una idea que ha de superarse. Después de todo, el turismo espacial ya tantea vehículos más parecidos a aviones que a cohetes.

En cualquier caso, la idea es atractiva, y desde luego mucho más cercana al concepto de vivir en el espacio que el que nos transmite la Estación Espacial Internacional, que desde mi punto de vista no deja de ser una MIR2: angostos cubículos espaciales llenas de tubos y cables aparentemente enrevesados en vez de entornos a lo Babylon 5.