La Venganza de los Sith
El que más el que menos andaba ya con ganas de que se estrenara por fin el último episodio de la primera trilogía, cronológicamente hablando, de Star Wars. Y así fue por fin este jueves. Millares de fans abarrotaron los cines de todo el mundo ansiando ver cómo George Lucas ataba todo a la perfección para unir el Episodio III con la la trilogía original.
Y el filme cumple, y cómo, ese objetivo. Los seguidores no han quedado defraudados, después de dos capítulos previos claramente descafeinados. La Venganza de los Sith recupera el tenebrismo de El imperio contraataca, y mantiene al espectador en vilo hasta el último instante, con un final perfecto para el episodio y la trilogía (como perfecto era el de THX 1138, su primer largometraje).
Desde la primera escena la acción y la aventura no dan tregua. Tras los tres párrafos galácticos de rigor en letra amarilla (que comienza con un sonoro "¡Guerra!"), presenciamos lo que aparentemente es un tranquilo acercamiento de una gran nave a la atmósfera de Coruscant, y que, tras un repentino plano picado de la cámara, no tarda en revelarse como una de las mejores batallas galácticas de la saga.
La película no tarda en adentrarse en el quid de la cuestión: cómo Anakin Skywalker se convierte en el oscuro Darth Vader. Y es algo que aporta muy buenos momentos al filme, pero quizá resulte un tanto repentino en poco más de 2 horas; aunque ya se viese venir por los ataques de ira del jóven padawan en el Episodio II. Tanto el motivo por el cuál Anakin se pasa al Lado Oscuro como las acciones que realiza una vez en él revitalizan la trama hundida en los años previos.
Además, la mayor presencia de personajes como Yoda, R2D2 y el fantástico Obi Wan McGregor en detrimento de sujetos poco carismáticos y hasta molestos en esta trilogía como Jar Jar Binks y un desconocido (por soso) C3PO consiguen atrapar el interés del espectador en todo momento.
Mención aparte, como no, para Natalie Portman, estupenda como siempre. En un papel más discreto que en capítulos anteriores, pero con más fuerza emocional, logra convertir a Padme en uno de los mejores descubrimientos de esta nueva trilogía, en especial con su ya prevista muerte final, cuyos motivos por fin son desvelados.
Algunas de las nuevas frases épicas (ninguna, claro, al nivel de "yo soy tu padre") aluden a un claro contexto político actual. Por una parte, durante el discurso final de Palpatine en el Senado, Padme desolada murmulla: "Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso". Por otra, cuando Anakin concluye que "si no estás conmigo estás contra mí", Obi Wan indica que esos maniqueísmos o reduccionismos son propios de un Sith.
El punto negativo: el doblaje español. No está a la altura en momentos cumbre, como cuando Anakin se pasa al Lado Oscuro, en el que él y su tenebroso mentor, Darth Sidious, perpetran (por sus voces en español) un sketch propio de El Informal.
Obviando a todos aquellos que por algún motivo desprecian películas de este tipo, el Episodio III es un filme técnicamente fabuloso, y supone un fantástico cierre para el renacer de la saga, que gustará incluso a los no seguidores enfervorecidos. Aunque, a buen seguro, no será este el punto final del fantástico mundo ideado por Lucas...
Etiquetas: cine
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home